Supongo que la gente que llama a nuestra generación la de cristal...
Será porque molesta que expongamos lo sensibles o delicados que somos ante injusticias sociales o personales. Supongo que calladitas estamos más guapas para esas personas. Que mejor no quejarse y llevar en silencio esos tragos de saliva, el sudor frío corriendo por la frente, el mal sabor de boca antes de una prueba, el temblor de piernas, el mal rollo de sentirte observada cuando entras a un sitio a solas, el agobiarte horas previas a algo baladí y quedarte completamente bloqueada, sin la menor intención de procrastinar.
El silencio de las cosas que no queremos contar.
Será que somos la generación de los cristales rotos, más bien, de tanto gritar.