domingo, 23 de abril de 2023

40. La pantomima de la cuerda.







 La pantomima de la cuerda:



Cuando no sabes si estás trepando o si tiras de ella hacia arriba con un peso atado.



Si trepas, vas viendo moverse debajo de ti esa superficie sobre la que te apoyas; en cambio, si tiras hacia arriba de la cuerda con un peso pesado atado a ella, al final tú te resbalas sobre el suelo. Llega un momento en el que te acostumbras tanto a trepar para subir a flote durante tanto tiempo, que cuando estás arriba no te das cuenta de que estás arriba y estás tirando de todo el peso que llevas arrastrando.



Comienzas a ver la cuerda rasgada, tus manos están llenas de astillas y cortes, ensangrentadas. Pero tú estás bien, respiras y pisas sobre suelo firme. Miras al lado y ves que no estás sola, que has tenido unos apoyos fundamentales. 



"DEJAR SALIR ANTES DE ENTRAR"



Esa es la frase que me impacta esta mañana, me viene cuando voy a hacer la lavadora antes de desayunar y terminar de limpiar el baño y los suelos.



Dejar salir antes de entrar, terminar una cosa antes de embarcarse en otra. Tengo la atormentada facilidad de comenzar mil cosas a la vez y no terminar casi ninguna. He decidido elegir con todo el amor del mundo.



Y pienso en este blog. Ya casi dos años desde que vine aquí a intentar salvarme, a clavar las uñas en la pared para no seguir cayendo. De algún modo vine aquí a salvarme del dolor que algunas personas externas me producían.



Se dice mucho, y banalmente, que tú tienes el poder de conseguir que algo externo no te duela. Pero no es así del todo. Hay que conseguir una fuerza interna como para no dejar que te afecten algunas cosas; pero a veces, por desgracia, hay personas cuyo objetivo es destruirte y disfrutar de tu dolor, que tengas que pedirles permiso para vivir tu jodida vida. Si alguna vez te ocurre, y percibes una luz de gas como un castillo, no dudes jamás en pedir ayuda. 


No te quedes con esa sensación de que te hagan la película de tu vida como si tú no hubieras estado allí. No dejes que te digan que exageras, o que te duele todo demasiado cuando no saben qué camino lleno de clavos has tenido que ir pisando.



Dos años después, me paro a esta altura de la falda de la montaña y oteo el horizonte. La vista desde aquí es muy distinta y hay mucha luz. La oscuridad la dejé en los mismos lugares donde habitaban los dementores.





La madurez no existe, y si es así debe ser algo parecido a aprender todos los días de tu vida, hasta que te mueras. Ser consciente de que cuanto más conoces, menos sabes.




Estudiante de mucho, experto de poco.




La existencia debe ser algo así como aceptar que en esta vida pasamos la mayoría del tiempo sobreviviendo y no disfrutando porque cargamos con mochilas que debimos soltar hace mucho tiempo.



Renacer, recomenzar... Todo eso suena precioso, pero estoy tan cansada de arrastrarme a mí y al peso pesado, que he decidido soltar. Dejar salir antes de entrar.



Despedirme –no sé si definitivamente, pero al menos sí por ahora– de este blog que me ayudó a subir a flote y continuar mi camino por otras sendas: mis canciones, otro blog de poemas, mis demás aprendizajes con la pintura y la trompeta... Siento que todas las razones por las que vine aquí ya no existen, o al menos de ese modo.



Ha sido muy bonito ver que este sitio no era un lugar baldío, los mensajes y las personas que cada domingo nos hemos juntado aquí. Este lugar me ha regalado momentos con personas que nunca jamás pensé. 



40 me parece un número bonito para decir adiós, o al menos hasta luego.



Han sido 2 años muy intensos, aquí he escrito de manera automática y sin corregir ningún texto, eso me ha ayudado a aceptar mis errores e incoherencias, los cambios de perspectiva y pensamiento. Nadie somos la misma persona pasados años por encima, y si lo somos, tenemos un problema.



Continúo mi camino en Boscal, esto empieza ya :) Espero que podamos encontrarnos aquí, escríbeme si vienes desde aquí <3

(Pincha encima de cada enlace para acceder)

YouTube

Instagram

Facebook

Twitter

Soundcloud






domingo, 2 de abril de 2023

39. La verdad es que ahora que lo pienso...

 




La verdad es que ahora que lo pienso,



a pesar de haber sido un muy mal más de un año a nivel emocional, 


creo que he hecho más cosas enriquecedoras para mí de las que pensaba:





-He aprendido (y sigo, eso no lo dejaré) a pintar con acrílico fluido.


-He dejado el miedo a hacer collages feos porque me gusta hacerlos.


-He hecho algunas grabaciones, aunque menos de las que me gustaría.


-He vuelto a tocar técnica abandonada de violonchelo.


-He hecho más canciones nuevas.


-He escrito más poemas, de esos que nunca enseño a nadie en agendas olvidadas.


-He empezado algo en prosa y lo he abandonado, como todo lo que empiezo en esa línea.


-He vuelto a coger la cámara sin miedo al manejo en modo manual.


-Decidí que quería apuntarme a trompeta, así que llevo 5 meses y... ¡¡voy por la lección 17 de 24, mamá!!


-Llevo no sé cuántas agendas ya como diarios que no quiero volver a tener que abrir.


-He dejado de ser tan huraña y ya socializo algo por el campo.


-He empezado a tomarme el deporte como algo necesario.


-He vuelto a tener ilusión por muchas cosas, y creo que esta es la mejor de todas.


-He vuelto a escribir a máquina.


-He vuelto a cantar por el pasillo porque me levanto de buen humor.


Quizás a ti este listado te parezca una soplapollez, pero para mí son pequeñas cosas que me doy cuenta de que han sido un camino precioso para ir escalando desde el fango.

domingo, 19 de marzo de 2023

38. La generación de cristal, dicen.

 









Supongo que la gente que llama a nuestra generación la de cristal...


Será porque molesta que expongamos lo sensibles o delicados que somos ante injusticias sociales o personales. Supongo que calladitas estamos más guapas para esas personas. Que mejor no quejarse y llevar en silencio esos tragos de saliva, el sudor frío corriendo por la frente, el mal sabor de boca antes de una prueba, el temblor de piernas, el mal rollo de sentirte observada cuando entras a un sitio a solas, el agobiarte horas previas a algo baladí y quedarte completamente bloqueada, sin la menor intención de procrastinar. 


El silencio de las cosas que no queremos contar.


Será que somos la generación de los cristales rotos, más bien, de tanto gritar.

domingo, 8 de enero de 2023

37. ¿Por qué no he hecho esto antes?




Ponte esta canción pinchando aquí para leer ronroneando.


No es que esto sea precisamente una nueva entrada de blog. Tampoco una queja. Creo que simplemente es un "hasta pronto". No anuncio una retirada con el fin publicitario de dar bombo a ningún proyecto que esté haciendo, quizás sea más una bandera blanca izada, un grito que dice “me necesito”.


Tú también te necesitas. No voy a felicitarte el año nuevo, porque todos estos días son iguales, sigues con esa sensación de que el tiempo corre a la vez que se bloquea. Tus preocupaciones son las mismas, tus crisis existenciales y toda la montaña de curro que tienes por hacer.


Lo importante no es el estrés sino lo que hacemos con él. Las cosas que hacemos las tenemos que hacer con el amor con el que las comenzamos a hacer, si la ilusión se va lejos hay que ir a buscarla. Y eso incluye buscarse a uno mismo.


Por eso esta entrada es la no entrada, porque aunque no tenga algo que decir, estoy diciendo mucho más de lo que creo. Ahora que veo la luz desde aquí arriba, fuera del pozo de año anterior, no me acostumbro a vivir fuera de la oscuridad. Supongo que es algo parecido a lo que se ve en las películas: no sabes vivir y caminas sin saber dónde vas.


Pero yo ahora ya sé dónde quiero ir. El camino es largo y también es difícil, en el pozo pasas demasiado tiempo sin moverte y sin sufrir peligros propios de la selva, sólo estás tú. Pero al salir te topas con demasiadas perturbaciones externas, nada está quieto, todo se mueve y te afecta. Te toca y echas un paso atrás. El cerebro colapsa.


Cuando paseamos por el campo a veces paramos un momento a observar dónde estamos, divisar el horizonte, comer algo y sentarnos a disfrutar del clima. A mí me da igual el frío, estoy más feliz con él que sin él. Tengo la sensación de que soy mucho más activa expuesta al frío.


@boscal_ypunto nace de ahí, del campo. De esas paradas a observar el planeta tan bonito que tenemos, parece magia. 


Pero antes de seguir caminando, necesito parar un poquito en este lugar del silencio, lo que significa darse de baja de una plataforma de series y películas, desconectar internet y pasar unas semanas escuchando mi propio cuerpo. Disfrutando de la vida real, la no digital, de los libros, los discos y las cintas de cassette del coche.


Yo de regalo sólo he pedido soledad, paz, y desintoxicación de internet en general, aunque sean 15 días.


Es muy importante escucharse a uno mismo para poder vencer miedos y salir de nuevo a la jungla.


Pero también hay que entender que pasado ese tiempo los miedos siguen ahí, sólo hay que atreverse a saltar y tragar saliva primero. Después llegará la dosis de adrenalina y diremos:


¿Por qué no he hecho esto antes?

lunes, 26 de diciembre de 2022

36. Elegir.












Escucha esto mientras lees :) 

 Escribo en twitter entre las 3 y las 4 am, cuando abro los ojos pensando que son las 7 y que quiero café y empezar el día:


Hace muchos meses lo que tiraba de mí era la fase de la rabia. Cuando llega la aceptación se te van pasando los acelerones y la sensación de estar drogada. La sensación de injusticia baja un poco. Después llega la depresión, no tienes ganas ni valor para nada, te obligas a todo.


Y esta última es larga de cojones. Un villancico acabó con mi ilusión de tocar la trompeta todos los días. La trompeta era mi mástil del barco, para no caer al agua. Y lo peor es que ya te da igual lo fría que está el agua, porque no lo sientes. Has dejado de intentar flotar.


Te hundes con los ojos cerrados, la boca cerrada y alguna burbuja de aire sale lentamente por la nariz. Y mientras vas llegando al fondo suena el despertador de tu reloj de muñeca, y lo oyes diferente porque bajo el agua todo se percibe diferente.


Abres los ojos, estás a punto de inspirar pero recuerdas que no puedes hacer algo tan simple como eso. Subes a flote, respiras como si hubieras estado a punto de morir. Aún es de noche y en mitad de este mar no hay nadie a quien pedir ayuda para salir del agua. Ha pasado la tormenta. Y sinceramente, estás tan agotada que decides que estar contigo misma es lo que siempre te gustó. Así que te pones a flotar en la posición de hacer el muerto y te quedas mirando las estrellas. Qué sensación tan rara, estar en la oscuridad y ver cosas bonitas.”


Para mí estar flotando boca arriba, mirando las estrellas, ha sido el mes de diciembre. Cada domingo he escrito algún pensamiento dominguero que no he publicado porque no me ha gustado. No me parecía que tuviera nada que decir. 


Es el primer año que paso el día de navidad sola. Lo necesitaba mucho. El mundo está lleno de ruido y algunos sólo necesitamos un poquito de paz como regalo navideño. Es la primera vez que no me siento mal conmigo misma por no responder unos cuantos mensajes y dejarlos para cuando encuentre un momento adecuado, a pesar de las fechas y esa obligación aparente de felicitarse estos días, con perdón, de mierda.


He disfrutado mucho de mi soledad, de la paz de estar conmigo y me he planteado otra cosa nada baladí. La familia es la que te toca, pero los amigos son la familia que eliges. De eso trata la palabra elegir. Hay gente que piensa que sus amigos son gente inamovible de su vida, que no pueden dejarte un aprendizaje y salir de ella. De eso trata la palabra “elegir”. De ser libre de escoger a quiénes quieres mantener siempre en tu vida y a quiénes no. Y en realidad esto también pasa por la estructural familia. En realidad esa imposición de aguantarlo todo, tanto en familia como en amigos, no deja de ser algo muy dependiente de los demás. Si no tienes miedo a la soledad y disfrutas de ella, tienes más capacidad de elegir. No se trata de ser drástico, ni de mandar a la mierda a la gente. Se trata de elegirte a ti, a ti a la primera persona para cuidarte y mimarte, y luego ya viene todo lo de alrededor. Hay mucha gente con terror a la soledad, quizás porque no les venga elegida y sea impuesta.


//A mí me apetece elegir ahora qué giro le doy a “Pensamientos domingueros”, qué comienzo a contarte aquí, qué llevo haciendo estos dos años en secreto y soledad. No olvides suscribirte en el cajetín de arriba a la derecha para que cuando actualice el blog te enteres :) (ya sabes que no lo hago cada domingo y este año ha sido lleno de curvas)//


Nos vemos en redes sociales también, recuerda que estoy en facebook, instagram y twitter, como Annaia y como Boscal (las palomitas están en el microondas). Y si quieres apoyarme, puedes dar un like y compartir, que cuesta muy poco y la gente artistilla lo valoramos infinito. 


Y recuerda, elígete a ti primero, siempre.


Un abrazo digital. 


Boscal, calienta que sales. 



domingo, 27 de noviembre de 2022

35. El fantasma de la casa.

 




Desde que, una noche, el perro del vecino se quedó ensimismado durante horas mirando algo que nosotros no atisbábamos a adivinar, todo se ha vuelto extraño en esta casa. Otra vez, como cuando llegué en 2020. Me suceden cosas y percibo cosas, es como si Casper – como llamo yo al fantasma de esta casa – estuviera molesto por haber sido descubierto.


Llevo varias mañanas oliendo a chimenea en mi habitación, que es una alcoba en la que no entra el olor de la chimenea. Y en el pasillo, por donde debería venir el olor, ni rastro de él. Me parece demasiado rimbombante pensar que se cuela el aire de la chimenea de los vecinos por alguna grieta del suelo, pero tampoco sería imposible.


Mientras escribo esto me doy cuenta de que me ha picado una araña en la muñeca, estoy viendo los dos puntitos con sangre y tiene un “picaduele”. No sé en qué momento me ha picado, tal vez Cásper no quiera que hable de él, y cuando lo hago se enfada.


Ayer el calentador hizo un ruido extraño y, teniendo en cuenta que es nuevo, me sobresaltó. También he visto dos escolopendras en estas semanas. Por estos lares no es habitual que habiten escolopendras, ¿estamos todos volviéndonos locos? 


Mi chimenea funciona rara, prende muy bien y da mucho calor, como siempre. Pero a veces no tira. Aún con el tiro muy abierto, le entra la vagancia como a quien va tirando por inercia en la vida sin saber ni dónde quiere ir. Esa es mi chimenea, la inercia la lleva pero si te olvidas de ella se duerme. 


Lo peor no es esto. Lo peor es que Pingüina, por lo que he podido comprobar en sus “cosas”, vuelve a tener parásitos intestinales. Otra semana que me vuelve a tocar ir a por pastillicas para las dos. Pero tampoco es esto lo peor...


Estos días me había armado conmigo misma, para atrincherarme en el silencio más vasto, ese donde no hay ni películas, ni series, ni música. Ese donde sólo viajas con libros, grabas tu musiquita, escribes sin filtro en tus papeles y dejas que el humo del cigarro se consuma cada vez en menor frecuencia. 


¿Por qué en menor frecuencia? Porque estás en paz, has dejado de abrir twitter y ponerte enferma con la mediocridad del odio y la ignorancia totalitaria opinando como si del recreo en el colegio se tratara. No, Menganito, pide perdón a Fulanito, le has hecho mucho daño y eso no se hace. Pero la gente no pide perdón. Y hace daño a conciencia. Nada más rastrero que usar a las víctimas como moneda de cambio en sus vilipendios, cuando la verdad está ahí si las escuchas a ellas.


Qué paz da el silencio. Tanta que, sin darte cuenta, al cepillarte los dientes te has dado un golpe con el cepillo. En la encía. No, no sangré, pero han pasado días y aún me duele. No, no me he puesto hielo, tampoco he ido al dentista, quizás espero en silencio, sentada, mirando al cielo y dialogándolo con Casper. 


  • Mira, tío, ya vale. Puedo convivir contigo pero deja de torcerme las cosas. Voy a recriminarte toda la vida el otoño en el que me intoxiqué, me rebané un esquinazo del dedo pulgar, había una plaga de bichos descomunal que parecía esto el descenso al infierno...



Me estoy imaginando ya sin un diente de las palas de abajo, con el boquete y los dientes torcidos, hablándote como si yo misma me hubiera convertido en Casper y tuviera todo el cuerpo gris engangrenado. Camino lento, voy hacia ti con las manos avanzadas hacia delante en horizontal, perpendiculares con mi propio tronco. Hay luz pero no te veo, repito como una posesa:


  • “Estoy haciendo mis proyectos,

    necesito calma, necesito paz, silencio”. 

Pero las bombillas en esta casa también deciden que hoy es el día perfecto para fundirse y que es domingo y tengo que estar con velas.


Casper probablemente no exista, creo que siempre me decanté por el agnosticismo. Pero a veces creo que los lugares que habitas te hablan, que cuando no les gusta cómo estás tratándote a ti mismo, te dan un sopapo en la cara diciendo “espabila”. 


Y entonces, un día, saturado de todo y entumecido de tantas cosas negativas de golpe, clamas al techo que por favor pare ya, que basta. Que necesitas ese positivismo y el sonido de tu risa desde por la mañana.


De momento todo va teniendo solución, a partir de mañana, eso está claro. Los domingos la vida no se puede arreglar. Así que vamos a reírnos y a hacer enjuagues de agua hervida con bicarbonato.


Sobre todas las cosas, voy a reírme, porque si no voy a llorar hasta la semana que viene.


PD: se me acaba de romper la batidora. Se me están acabando los polvorones. 

domingo, 20 de noviembre de 2022

34. Sueño dentro de otro sueño.

 




Yo te he escrito esto escuchando este disco.

Imagino que las series o películas que vemos afectan en nuestros sueños. Esta semana estaba pachucha, así que me comí 1899. Esta mañana, al despertar, me sentí frustrada. Cuando te despiertas de un sueño en el que tratas de contarle algo a los que están en tu realidad y te despiertas es como si te tirasen a peso de plomo sobre la cama. 


Mierda, ya no puedes decírselo. 


De pequeña una vez soñé que mi prima y yo estábamos construyendo pirámides, y ella mandó construir una sobre el pico, con la base por arriba. Antes de que pudiera decirle que estaba mal, que eran al revés, me desperté. Nunca olvidé ese sueño porque me fastidió no poder decirle eso en el sueño, y eso que era una niña.


He ido al baño, he pensado en ponerme la misma ropa para pintar de los domingos, a ver si este es el de verdad y arreglo un par de cuadros. Pero me he mirado los pies al salir del baño: el pijama amarillo y las primeras zapatillas que he pillado para atravesar la casa a 14 grados para ir al baño. 


Y me ha terminado de venir el flash del sueño tan raro que he tenido, en el que había un sueño dentro de otro.


Primero estaba con una amiga, en distintos lugares se iba repitiendo ese sueño raro. Primero era un lugar lúgubre, luego un museo, luego una calle llena de charcos enormes... Siempre íbamos una amiga mía y yo, y nos encontrábamos con otra. Esa otra, de algún modo se sentía atrapada en un lugar donde no quería estar.


40. La pantomima de la cuerda.

 La pantomima de la cuerda: Cuando no sabes si estás trepando o si tiras de ella hacia arriba con un peso atado. Si trepas, vas viendo mover...