domingo, 20 de noviembre de 2022

34. Sueño dentro de otro sueño.

 




Yo te he escrito esto escuchando este disco.

Imagino que las series o películas que vemos afectan en nuestros sueños. Esta semana estaba pachucha, así que me comí 1899. Esta mañana, al despertar, me sentí frustrada. Cuando te despiertas de un sueño en el que tratas de contarle algo a los que están en tu realidad y te despiertas es como si te tirasen a peso de plomo sobre la cama. 


Mierda, ya no puedes decírselo. 


De pequeña una vez soñé que mi prima y yo estábamos construyendo pirámides, y ella mandó construir una sobre el pico, con la base por arriba. Antes de que pudiera decirle que estaba mal, que eran al revés, me desperté. Nunca olvidé ese sueño porque me fastidió no poder decirle eso en el sueño, y eso que era una niña.


He ido al baño, he pensado en ponerme la misma ropa para pintar de los domingos, a ver si este es el de verdad y arreglo un par de cuadros. Pero me he mirado los pies al salir del baño: el pijama amarillo y las primeras zapatillas que he pillado para atravesar la casa a 14 grados para ir al baño. 


Y me ha terminado de venir el flash del sueño tan raro que he tenido, en el que había un sueño dentro de otro.


Primero estaba con una amiga, en distintos lugares se iba repitiendo ese sueño raro. Primero era un lugar lúgubre, luego un museo, luego una calle llena de charcos enormes... Siempre íbamos una amiga mía y yo, y nos encontrábamos con otra. Esa otra, de algún modo se sentía atrapada en un lugar donde no quería estar.


Acaba de llamarme mi madre, tiene un imán para interrumpirme cuando estoy escribiendo. Espero que entiendas la mala calidad de mis pensamientos domingueros últimamente. 


Siempre se repetían, nos encontrábamos, ella quería escapar, y las 3 nos dábamos la mano y salíamos corriendo. En una de esas escapadas yo tenía el coche aparcado cerca y nuestra huída era más eficaz. 


En uno de esos momentos de huida, entramos en un sitio a comer, tenían pan para untar con lo que quisieras, y esa tostada se metía dentro de un bocata de pan. Pan con pan, comida de tontos. 


  • Vamos al coche, no me gusta esta comida.

  • Creo que lo hemos dejado muy lejos.

  • Pues a caminar, no vamos a ir en taxi hasta mi coche. Es igual de absurdo que esta comida.


Ahí empezamos a hacer tramos de correr y caminar, y había muchos charcos. Nos íbamos empapando, ellas ponían caras de pereza mientras yo sonreía y las salpicaba al saltar. Me desperté. ¿Todo eso había un sido un sueño? Qué extraño, cuántas habitaciones había pasado con ellas, siempre huyendo con una de ellas de algo...


En todas las escapadas, esa amiga siempre repetía la misma frase:


  • Chicas, me he encontrado con vosotras y he podido huir. Esto tiene que ser una señal.


Luego empezó el rodaje en realidad sin sueño (dentro del sueño, ilusa de mí). Estábamos en un sitio que al principio parecía un museo, pero de repente empezaron a abordarnos vendedores de no sé qué y salimos pitando de allí. 

Mi nudo en la garganta comenzó cuando ella entraba acompañada de una sombra oscura y enorme mientras nosotras salíamos por la puerta. No recuerdo quién era, pero nos miraba, nos agarraba de la mano y salíamos corriendo las tres.


Esta vez, como era la realidad y no el sueño, ella no repetía esa frase. Comenzamos a correr más y más. Y, de repente, como de un salto, estábamos en la casa de una de ellas, las 3 en pijama.

Nos pusimos a comparar el brillo de nuestros móviles en estado de baja luminiscencia al tope. Los suyos tenían una luz muy azul, la mía simplemente era más opaca.


  • Chicas, lo de hoy ha sido muy raro, cada vez que nos encontramos te agarramos de la mano y salimos corriendo. -dije.

  • ¿Cómo que cada vez que nos encontramos? ¿No ha sucedido sólo hoy?-dijo, la de la frasecita.

  • Pues, chicas... No sé cómo contároslo, pero he soñado con esto estos días anteriores. “Esto tiene que ser una señal”. Veréis...


Y ENCIMA ME DESPIERTO EN ESTE JUSTO MOMENTO. ME JODE, CLARO QUE ME JODE, PORQUE LES QUERÍA EXPLICAR LO QUE ME ESTABA PASANDO: ESOS SUEÑOS PREMONITORIOS TAN RAROS Y MI AMIGA REPITIENDO ESA FRASE.


Empiezo a ser consciente en mi aterrizar a la verdadera realidad, he tenido un sueño dentro de otro sueño. No es la primera vez que esto me ocurre, tampoco será la última. Pero es extraño. Cuando vuelves de un sueño así, hay una parte de ti que se queda en los mundos oníricos.

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