domingo, 16 de enero de 2022

27. Semana rara.

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Mientras escucho esta canción en bucle. 

La, la, la... Semana de no hacer nada. La vida de las musarañas parece entretenida vista desde arriba. En realidad los humanos somos hormigas viviendo en habitáculos dentro de galerías que hay en edificios. No somos tan distintos. Batman me entretiene contándome cosas suyas mientras fumamos, siempre me río y escucho atenta. Hoy no, hoy sólo quiero existir, escuchar música, algunos bocetos de nuevas canciones y pasar de la existencia humana que tengo alrededor. 


Esta semana me he hecho un tatuaje y he acudido por primera vez al podólogo, así que realmente tampoco es una semana tan interesante. El tatuador y el podólogo fueron muy agradables, sin duda con personas así da gusto dejarse el cuerpo en ausencia de alerta. 

No siento el culo, llevo tantas horas sentada al ordenador que tengo el culo carpeta sin riego sanguíneo, merezco como cuerpo humano que me tiren a los deshechos, sólo me sirve el cerebro y mi carcasa se ha caducado. 


Comida, higiene, sueño, orden mental, seguir escribiendo, seguir con el trabajo secreto, disciplina, silencio, jazz, soledad. Organización. Ilusión por los cambios. Vacaciones obligadas desaprovechadas. La luz del sol es un regalo que desaprovechamos. La luz del sol es alegría, vitamina y energía. No puedo vivir sin sol, no puedo vivir con las horas a deshoras, cada día necesito aprovechar cada vez mejor las mañanas. Cada día huyo más de la noche, cuando no aprovechamos el tiempo sentimos que lo externo nos roba la vida. Por eso a veces nos gusta tanto la soledad, para que nada externo nos trastoque nuestro ritmo y horarios. Qué poema somos a veces, hasta que no nos calamos bajo la lluvia muchas penas no se van. 


La violencia de los tiempos que fluyen, los sospechosos de crímenes pasados, los que actúan batallando palabras, inmunes a cerebros frontales, asienten como el gélido frío hacia el fondo del yacimiento. 


La nobleza de los animales siempre te hace sentir en casa, su inocencia y su fidelidad. Son graciosos perdiendo cosas, lanzándolas al agua esperando que floten. Y ahí se queda su mirada perdida, esperando que alguien rescate a su víctima. Pero no hay rescate. La vida es así: unas veces se gana y otras se pierde. Y presupongo, tú también eres una persona cansada de perder. 



Así que a por todas. No dejes de buscarte aunque te pierdas mil veces, no seas esa pelota que cae hasta el fondo y nada hacia arriba para salir a flote. Nos distraemos mirando a las luciérnagas y lo que importa no es la trayectoria de su movimiento, sino que tienen luz propia. 

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