Este domingo no he podido evitar abandonarme a una abstinencia emocional y pensar en lo rimbombante de esta semana. Mientras el viento se levantaba fuerte en la mañana y dejaba de llover, mi alergia se convirtió en nariz taponada y tos, como si fuera un catarro, a las horas comenzaba a hacerme efecto el antihistamínico. Mientras mi nariz se liberaba tanto como el viento mi sueño se acrecentaba. Hoy me levanté a las 6:30.
Me acordé de cuando el mismo día amanecí con la cuenta vacía por unos cobros de comisiones del banco y con la cuenta de Tinder eliminada por la propia app por incumplir sus términos. Yavestruz, he contactado con cuentas como la mía en el pasado, sin fotos de perfil más que anónimas. Esta última vez parecía gente educada y volátil como yo, pero todo esto lo dejaré para las diversas entradas que publicaré hablando de lo #strinderthings que puede ser tinder.
Visto desde hoy domingo, me ha parecido de lo más gracioso. ¿Que me han borrado la cuenta? Pues ya ves tú, no me cambia la vida. Entré por curiosidad y por darle un punto final a lo que quiero contar sobre mi forma de percibir a estos humanos vía internet.
La verdad es que hoy pensé fuertemente en aquello de dejar que un día te pese y no hacer nada, y que no sientas ninguna culpa. Joder, es domingo, podría descansar como la mayoría, que por un día no pasaba nada. A veces cuando liberamos la mente de repente nos salen las cosas como queremos, sin ese bloqueo.
De repente me dio una neura a las 18 horas:
¿Por qué no me corto el pelo? – me pregunté.
Pues ya está, ya he hecho algo el domingo. Me he cortado el pelo y, como el domingo la tienda de este pueblo está cerrada, obviamente, he cogido el coche y he ido a por tabaco a otro pueblo a un bar y he aprovechado para ir a ver a mis padres. Qué tortilla de patata más rica, mi padre me ha dado un tarro de mantequilla natural, sin sal ni azúcares, y una tableta de chocolate negro.
Puede que si hubiera escrito esto esta mañana sería más metafórica o estaría en otra onda, pero no contaría situaciones cotidianas como esta, que a veces se nos olvida. A veces nos olvidamos. Es domingo. ¿Qué más da descansar un maldito día en la semana?
Pues eso, fuerza para la semana. Esta irá mejor. Cada vez que estoy con mis padres hablamos de mi abuela, la recordamos de forma bonita. Aunque ya no esté aquí, sigue conmigo siempre. Hoy han visto a un conejito cerca de donde ella descansa. Me he acordado mucho de Bigottas y hemos sonreído cuando les he recordado lo que adoraba Bigottas la sandía en verano. En realidad la familia que vuela nunca se va del todo cuando la recordamos todos los días.
Me gusta imaginar que mis bichitas están en el regazo de mi abuela, mientras sigue leyendo libros allá donde esté, con el abuelito. Volad alto, pajarillos.
También he recordado un "poema" que escribí hace un año. Siempre comillado porque tampoco me considero poeta, ni escritora. Dejo aquí el enlace. Brindo por lo que fue, lo que pudo ser y lo que no fue. Lo que importa es lo que sentimos.
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