¡Puedes escuchar esto mientras lees!
Qué hay del silencio, dímelo tú. Yo solo puedo decir cosas bonitas sobre él y lo que me aporta. Hasta hace relativamente pocos años no sabía valorar la verdadera paz del silencio... Desde muy pequeña disfruté de la música y comencé a estudiarla. No tardé mucho en fijarme en aquellos símbolos raros que marcaban silencios de diferentes duraciones de tiempo en las partituras, fue entonces cuando comencé a comprender que el silencio también era música.
Imagino que te vendrá a la memoria el famoso 4'33'' de John Cage. Cuando el exceso de sonidos consonantes y disonantes me saturan, el silencio me calma. Cuando escucho música actual y me resulta tan repetitiva como el murmullo de la gente o el sonido constante del metro, cuando el ruido del tráfico llama a la puerta de mi ansiedad, ahí está esperando en casa el bendito silencio. ¿Cómo sabes quién eres verdaderamente cuando sólo el ruido de tus pensamientos te acompaña? Lo sabes en silencio, te conoces en silencio e incluso, a veces, no te soportas en silencio. Por eso hay gente que no soporta la soledad y dónde te lleva el silencio, hay personas que no paran de hacer planes o estar rodeados de gente. Necesitan ruido. Hay mucha gente que teme al silencio porque aún no se ha cansado del ruido y, quizás, porque aún no ha descubierto que puede encontrarse a solas con sus virtudes y defectos. A mí me encanta darme un día de silencio en honor a aquel ático donde viví en soledad y silencio, sin televisión ni internet, en compañía de mis mascotas. Pero muchas veces ese día se convierte en una semana escuchando los cantos de los pájaros, le gente yendo a labrar con sus vehículos y el ruido de la nevera. A veces me impongo el ejercicio de volver al pasado y al dolor más recóndito y olvidado, e incluso de forma contraria a la imaginación y a la creatividad. En silencio leo libros que me llevan a otros lugares, también llego al absurdo pensamiento de que me oigo la respiración, que funciona de forma automática y cuando reparas en ello se corta como quien corta un hilo, hasta que vuelve a su ser.
Eso es el silencio, de algún modo, es eso que siempre estuvo ahí pero nunca reparaste en ello. Cuando haces senderismo en el campo y vas en silencio escuchas el sonido de la naturaleza, lo que también siempre estuvo ahí desde que naciste pero no lo escuchabas en la ciudad. Te has atragantado con tu propia saliva más de una vez, lo sé. Sé que has olvidado lo que era este silencio y que cuando te obligaron a estar 3 meses encerrado en casa ese silencio despertaba en ti más terror e inquietud que calma. Porque aún no te había saturado el maldito ruido.
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