domingo, 22 de agosto de 2021

11. El patio del colegio, el patio de la vida.

Para escuchar mientras si quieres Iseo - El camino



Cada persona es un mundo, sus circunstancias, intereses y debilidades. Durante la Historia más cercana conocida (y seguro que por mi desinformación desde siempre) la religión inunda las culturas y creencias de las personas y por ende comportamientos sociales, aunque incluso no seamos personas religiosas. 



Si los dioses no tuvieran un séquito de creyentes las religiones no existirían. El Anticristo de Nietzsche bien explicaba que el hombre crea a dios y es quien lo destruye, mencionarlo aquí no es con el fin de hablar de filosofía, ni siquiera de filosofar, sino de trazar un pensamiento tan dominguero que te corte la siesta. Así, por joder. A dios no le importa que creas o no en él, qué más da, nadie puede demostrar que exista o no.



La ciencia, biología, química, física, matemáticas... (por cierto, inciso, son femeninas, ¡ja!) A ellas les da igual que creas en ellas o no, que las entiendas o no, te van a aplastar igualmente en tu existencia, te jodes; por mucho que las niegues ellas van a joderte la vida a ti, que las niegas, que te escabulles pensando que si no crees en ellas no enfermarás, ni vas a morir. La ciencia es una doctrina, dicen... Pues mira, si lo es bendita sea para que me ayude a entender mejor el mundo en el que vivimos y lo ínfimamente pequeños que somos. Es como quien niega que la tierra sea redonda en pos de una superficie plana, quien niega que las estrellas no emiten luz propia o quien ha visto “the good place” y se lo ha tragado. A la tierra le da igual que creas o no en el calentamiento global, que seas consciente de que reciclar no es suficiente sino no consumir productos de plástico con tanta frecuencia y reutilizar todo lo posible. Claro que al planeta le da igual, va a seguir girando y se va a reír de ti cuando mueras por egocéntrico, porque tu opinión a la ciencia – que al final es nuestro funcionamiento y forma de vida – le va a dar igual y va a seguir su curso. Y si contribuyes a destrozar la vida alrededor a la flora y la fauna el que va a morir en peores condiciones serás tú, por supuesto que al planeta le va a dar absolutamente igual, a quienes no les va a dar igual es a tus hijos o a tus nietos, porque van a respirar mierda. Y van a comer “vaya usté” a saber qué, por no ser más soez.



Con tanta tecnología y tanta sobreinformación nos hemos vuelto expertamente idiotas, sí, idiotas. Pero de forma expertamente cuñada. Fui de las personas ilusas que pensó que saldríamos mejores y más unidos de esta pandemia. Y al final de todo esto veo la máxima dicotomía que ya percibía hace años. Cada día veo noticias relacionadas con el año 2023 se me revuelve el estómago y recuerdo aquel sueño que brevemente narré en la primera entrada de este blog . Volviendo al hilo, no hemos salido mejores, en cuanto a unidos se refiere, qué va... Seguimos igual de polarizados y separados, unos llenos de amor y otros de odio, unos más egoístas y otros con más sentimiento de cuidar a la manada, porque cuidarte tú, es cuidar a los de al lado.



Algunos ya sabíamos disfrutar de la soledad antes, sabíamos enfrentarnos a la ansiedad, a la angustia de no aguantarse un día a uno mismo, pero hemos aprendido y mucho a desarrollar la paciencia, a soltar mierda incomprendida en twitter pero no a ser una persona que va predicando con lemas anti bullying pero luego se dedica a ir contestando de malas formas por redes a otras personas con el fin de amargarlas. Los amargados han crecido en número. Y la verdad, faltan una infinidad de psicólogos por seguridad social, yo hace tiempo he perdido el tanto y no sé ni a qué deporte estamos jugando. Cada día observo más faltas en la educación, el respeto, la empatía y la humildad de callarse antes de meter la pata y hacer daño, con lo fácil que es preguntar primero... No podemos opinar sobre los derechos de otras personas como si tuviéramos el mismo derecho que a comentar lo que ha subido todo de precio, que una cosa es la sandía y otra el sufrimiento ajeno. 



Los adultos que de niños no hicieron nada en el patio del colegio mientras otros se pegaban eran culpables por callar o animar la pelea, si nunca tenías un problema enhorabuena por ti. Pero solo quiero reflexionar sobre este patio de adultos, plantearnos quiénes fuimos en el colegio y quiénes somos ahora ayuda, no es fácil volver atrás y recordar, seguro que hay mil cosas de las que nos arrepentimos, seguro que a todos nos han hecho daño y lo hemos hecho, la cuestión es si queremos ser mejores personas o terminar de destrozarnos los unos a los otros con nuestras pesadas y punzantes mochilas. Durante estos años me he autocensurado mucho con el miedo a que expresarme hiciera daño a otros, porque a mí me han hecho muchísimo daño y yo también lo he hecho. Porque hablamos mucho y pensamos poco en el de al lado, dónde quedó saber escuchar y aprender de los demás... Malas noticias, la vida es una escuela hasta que llega tu hora.

domingo, 8 de agosto de 2021

10. Las pulgas.


 Yo nunca dejé de ser yo aunque me quedase sin voz. Yo nunca dejé de ser yo aunque me cortaran al hablar. Nunca morí del todo aunque a más de uno le hubiera encantado. Nunca me callaré, nunca más, porque tú me digas que puedo seguir tu ejemplo de callada. Porque invalidando mi voz levantas la tuya. Nunca más me callaré ni flaquearán las fuerzas que me hacían levitar llenas de aventuras inéditas y jamás contadas. Me quieres callada y vacía y siempre me hablas seria y fría, como si pisándome y haciéndome daño tú fueras una persona más necesaria en el mundo. Te hablo a ti pero no eres tú. Incluso te hablo en singular cuando me refiero a muchas pulgas, las que me picaban como si fueran garrapatas y pululaban su existencia alrededor, porque soy perro flaco. Esas mismas pulgas que te dejan granos que pican, que se inflaman, que duelen y vuelven a picar. Me quieres callada porque te molesta mi luz hasta cuando soy penumbra, me quieres muda, sin voz ni pensamiento, porque no soportas que tenga ideas propias o que, incluso, en determinados campos sepa mejor de lo que hablo y no sea una verborrea vacía como lo es tu vida. Porque para sentirte a la altura tienes que conseguir hacer pequeños a los que tienes al lado, eso o rodearte de gente que es más pequeña aún que tú; es más, no es que sean más pequeños que tú, es que los has hecho a tu imagen y semejanza. Con lo fácil que es mirar a la luz e ir hacia aquellas personas que tienen más luz para podernos alumbrar mejor, para crecer con ellos... Ya ves, hay personas que tienen más facilidad para formar enlaces, no soportan estar solos y han de dirigir una manada, por eso necesitan tener muchas valencias, para encajar con todos y a cada cuál contarle una mentira. Luego estamos las personas que nos parecemos un poco más a los gases nobles, porque ligamos muy poco con nuestro alrededor, y no me refiero a sexo y amor precisamente.


Nunca dejé de ser yo, nunca dejé de pseudoescribir prosa y poesía, ni de tener curiosidad por la fotografía. En realidad antes de ir a Madrid para algunos yo era un bicho raro bohemio, la artista y la dramas. Llámame lo que quieras, pero déjame en paz. Y, sobre todo, deja de creer que eres el ombligo del mundo. Nadie es tan importante, como hablábamos una amiga mía y yo, no somos nadie ninguno. Así que focalízate en ti, tus virtudes y miserias y deja las demás. Búscate, encuéntrate y deja de intentar joderle la vida a los demás. Ya sé lo que ocurre cuando descubro a una persona sociópata, que cuando te descubro ya no tienes poder sobre mí. Quítate la máscara, cariño, te he pillado. 


Estas personas a veces se esconden entre supuestos amigos e incluso entre la familia. Vale más identificarles aunque parezca tarde que darles el poder de que nos chupen la vida mientras esta dura. Brilla, cariño, no dejes de intentar tener tu luz propia, si no ve a una ferretería a comprar una bombilla, pero deja ya de puentear coches ajenos. Para ser un buen macarra hay que tener corazón y tú no llegas ni a aprendiz. Parece baladí pero cuando tienes corazón, aunque estés triste, este te lleva donde haga falta, la energía está siempre en tránsito. En cambio, cuando no hay corazón todo es impostado. Sólo se huele la ambición, la ambición carente de alma y de metas te lleva a tu misma mierda de siempre. Dice más de alguien sus palabras que su silencio. Por eso jamás me verás conspirando ni poniéndote a nadie en contra, porque a la gente se la huele al final, tarde o temprano. 


Ya ves, yo no creo en dios pero va a ser verdad aquello de “Dios los cría y ellos se juntan”. Vaya que sí, porque cuando alguien falta en el grupo le despellejáis vivo. Aún estando yo delante. He decidido dar la espalda y no mirar atrás a ese espacio tiempo nunca más, porque hasta mis peores adversarios en la vida merecen un hueco en mi vida. Existe un código de lealtad, de franqueza. Una cosa es ser mala persona y otra bien distinta es planear cómo poner a un número determinado de personas en tu contra y en la lejanía. Es duro, sí, pero no estás solo, porque aunque tu intención fuera esa, mis amigos siempre han estado y estarán ahí. Sí, aquellos de los que hablaba antes, los de verdad, los indispensables. Porque aunque quisieras dejarme sola no solo tengo a las personas que de verdad me quieren, también me tengo a mí. Y tenerse a uno mismo es algo que ni tú conseguirás jamás por esos caminos baldíos. Aunque sientas o digas que eres una persona madura, alguien maduro jamás lo diría de sí mismo ni haría lo que me hiciste. Tan defensores de los derechos humanos, tan digno de bullying de patio del colegio, tan digno de persona preguntona. Uno no pregunta el pecador cuando te cuentan un pecado. Así son las cosas y así se las hemos contado.


La ansiedad que pueden generar las pulgas y las garrapatas no se las desearía jamás a nadie. Ser consciente de que te están haciendo luz de gas tampoco. Pero diré algo: la gente que te pegaba en el cole cuando tenías 4 años, que conspiraba en el instituto y manipulaba a todo el mundo... Esa gente no cambia y te jode la vida en tu trabajo. Huélela, apestan a kilómetros. No te repitas demasiadas veces que la primera impresión falla: a veces falla y a veces no. Pero cuando tu estómago ruge es porque percibe a los parásitos, escúchalo... 

40. La pantomima de la cuerda.

 La pantomima de la cuerda: Cuando no sabes si estás trepando o si tiras de ella hacia arriba con un peso atado. Si trepas, vas viendo mover...