domingo, 31 de octubre de 2021

18. La belleza no sólo está en el orden.

 









Escucho el sonido ahí afuera, el viento ulula cabreado. Las lluvias anunciadas ya han llegado y eso a ratos me apena. La luz cada vez huye más pronto.


Los pájaros cantan aún siendo un día demasiado gris. El gato negro, como siempre, pasa el día rondándome pero aún no se deja tocar. A veces me siento un poco como él: voy rondando pero sin dejarme tocar.


Se oyen pitidos de venta ambulante algunos días, y me afectan como si alguien me sacudiera por los hombros y agitase mis brazos.


Me encierro en casa, otra vez el frío me la ha vuelto a jugar. Un año después descubro que la agorafobia la destruyo poco a poco, si yo quiero. Pero si me olvido que convivo con ella y la ansiedad a veces consiguen aplastarme.


He perdido la cuenta del café que consumo y los tés me entran con la misma facilidad que el aire en los pulmones.


Dejar que el caos se adueñe de mí quizás sea una nueva escalera que dejar de ver como un obstáculo. En el caos observo, la belleza no sólo está en el orden.


Por favor, lluvia, comienza a caer de una vez; necesito sentir la lluvia y que limpie hasta los huesos cansados.


Siempre me reía cuando amigos más mayores me decían que la falta de actividad comenzaba a notarse a partir de los 30. Cuánta razón, que los años en pausa no es tiempo perdido pero el tiempo parado te oxida como si fueras una casa abandonada.


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