martes, 12 de octubre de 2021

16. Somos plástico por dentro.

 

Hoy es el día del Pilar, pero la verdad es que para mí es como si fuera domingo muy soleado. Últimamente pienso mucho en algo que no verbalizo.


Cada vez somos más personas las que observo que hemos dejado de opinar tan rápidamente sobre cada cosa que ocurre en el mundo en nuestras redes sociales. Todo parece una lucha para ver quién comparte primero. ¿No nos damos cuenta de que esto no funciona así? Que no nos damos tiempos a asimilar lo que ocurre, de informarnos bien, contrastando bien lo que leemos, lo que sentimos y observamos. Tenemos los medios que hace quince años no teníamos y, en cambio, usamos menos que nunca la materia gris que poseemos.


Parece que tenemos que vivir relaciones intensas y breves, practicar cada vez más el nombrado ahora “ghosting”, nos casamos con nuestro individualismo insano, predicamos en redes con la empatía que no practicamos en nuestra rutina. Colguemos más carteles feministas para ganar unos likes y no practiquemos sororidad entre nuestras mujeres – entiéndase la ironía –. 


Este mundo es de plástico, no sólo llenamos los océanos de envases de plástico, nosotros mismos cada vez somos más plástico por dentro... Sentimos algo fuerte y salimos corriendo, parece que los sentimientos sólo pertenecen a los post de instagram y a una adolescencia donde fuimos vulnerables y nuestra inocencia estaba intacta.


Yo misma reconocí ese miedo hace años, cuando sentí lo que nunca había sentido por nadie jamás y salí corriendo en forma de ghosting. Tardé poco en darme cuenta de que es una actitud egoísta en la que la otra persona entra en un círculo vicioso de no comprender nada, que lleva a la ansiedad y a la angustia. Lo sé, lo sé bien porque yo he hecho ghosting, pero también me lo han hecho. A veces es necesario tener conversaciones incómodas, con calma y respeto, pero en las cuáles nos quitemos un poquito la armadura. Si no sabemos gestionar bien el cúmulo de nuestras propias emociones, ¿cómo vamos a tener una opinión sólida sobre el mundo que pisamos y su ciclo vital?


Llevo meses subiendo una gran montaña desde el valle más profundo, ya casi puedo ver que falta menos para llegar a la cima. Es cierto que he tenido que arrancar matas de mala hierba por el sendero, tirarlas por el precipicio y no dejar de mirar al frente. A veces, descalza, pisando la tierra me he clavado piedras que han hecho que tenga los pies más ásperos y duros, pero todo esto no me ha hecho más fuerte. Sólo me ha hecho tener un baremo interno de niveles del dolor.


Como bien canta Zahara, no me ha hecho más fuerte vivir experiencias malas y destructivas, me ha hecho más fuerte acercarme a mí, la soledad de los años de curar heridas, de lamerlas y dejarlas secar al aire y al sol.

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